Érase una vez un bosque que iba a ser talado. Los animales y las plantas estaban preocupados. Tenían que buscar una solución. El alcalde Don Pato Encachuflao Del Sombrero buscó varias soluciones:
1. Buscar el animal más fuerte del bosque. El primer voluntario fue el león. Era muy chulo y le dio una charla al alcalde de sus habilidades de fuerza. Pero una sombra gigantesca tapó el Sol. Era el elefante. El león se encogió como un gatito asustado. El elefante pasó para decirle al alcalde que él era el más fuerte. Le dio otra charla, pero esta vez no era como la anterior. Esta vez le habló de su familia, su casa y de él. Pero se oyó un pequeño ruido. De la tierra salió un pequeño ratón. El elefante saltó y se fue corriendo hacia el interior del bosque. El ratón no dio ninguna charla, sólo le dijo al alcalde que él era el más fuerte. Y se dirigió hacia los taladores. Cuando estos le vieron se volvieron locos para darle escobazos. El ratón se fue al bosque y le dijo al alcalde: busca otra solución, esta no vale, casi me matan a escobazos.
2. Ofrecerle souvenires a los taladores. El primero, como siempre, fue la ardilla. Le ofreció muchas nueces y frutos secos. El alcalde lo probó y dijo que estaba asquerosa la comida y la escupió: el alcalde no tenía muy buen gusto. El siguiente fue el ciervo que le ofreció frutos silvestres. Al alcalde le gustó tanto que se las comió todas, el ciervo se fue con la cabeza baja. El último fue la vaca que trajo un poco de estiércol y se lo llevó a los leñadores. A estos, con el hambre que tenían, le pusieron el plato y la vaca le echó un poquito de estiércol. Los leñadores se pusieron tan furiosos que cogieron el hacha y se fueron detrás de la vaca. La vaca se salvó por los pelos de los leñadores.
3. La última opción fue que el más feo de los animales les asustara y el único que se presentó fue el oso, el oso mas horrible que haya existido nunca.
El alcalde no tuvo más remedio que dejar que se fueran los leñadores; pero, cuando el oso llegó, los leñadores salieron corriendo disparados y no volvieron mas. Los animales le hicieron todo tipo de cosas como: darle de comer todos los tipos de comida rica, tratarle bien y lo que más odió el alcalde fue que ese oso tan horrible le quitara su puesto como alcalde. Todos vivieron felices y comieron raíces.
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