Un día un poco caluroso medio veraniego fui a buscar a mis amigas, pero ninguna estaba en su casa. Volví a mi casa y, como tiene dos puertas, al cerrar sin mirar cómo estaba la otra, me quedé encerrada. Ninguna puerta se podía abrir. Y yo misma me empecé a reír de lo que me había pasado. Empecé a mosquearme porque no podía abrir ninguna puerta. Después de un gran rato intentándolo, con mucho esfuerzo conseguí abrir una y salí gritando: ¡Aleluya, por fin he salido de la casa!
Fui hacia la acera donde estaba mi abuelo sentado con mi vecino. Les conté todo lo que me había pasado y empezamos a reírnos.
Elaborado por: Eli
No se, no le veo la gracia y no tiene demasiados detalles. Creo que se podría mejorar mucho.
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