El padre, llamado Daniel, era un apasionado de los animales, la naturaleza... La madre, llamada Eva, era actriz, haciendo películas de miedo, acción, drama… Al hijo, Pablo, le encantaba el colegio y su afición era jugar a la play.
Decidieron ir a llamar a la casa de algún vecino, pero nadie le abría la puerta. Ellos sabían que dentro de la casa había personas pero que nadie le quería abrir, hasta que llamaron a otra puerta y ahí si le abrió una señora con una pinta muy rara, pero con cara de intelectual. Ella les contó lo que pasaba, ellos se quedaron alucinados pero a la misma vez aterrorizados...
A las semanas después la familia se puso a reflexionar sobre lo que la mujer les había contado: que en aquel pueblo había una casa muy grande al que todos temían, allí vivía un hombre malo, muy malo, que a la persona que encontraba delante de su casa la secuestraba y después la hacía desaparecer; daba igual que fuera joven como si fuera un hombre o mujer mayor, a él le daba igual. Era un malvado científico que creía que los habitantes de ese pueblo querían hacerle daño y como estaba un poquito loco, también creía que le iban a encerrar en un manicomio. Por eso a quien veía lo secuestraba.
A la semana siguiente Pablo estaba jugando con su amigo a la pelota y la pelota se les escapó; como Pablo vivía en frente de la casa del hombre loco fue a caer a la casa. El amigo de Pablo, Samuel, fue a por la pelota y cuando Pablo se quiso dar cuenta la puerta de la casa del hombre se estaba abriendo. Se abrió y los dos salieron corriendo a esconderse en sus casas. Pero la madre de Pablo llamó corriendo a la policía y esta vino en poco tiempo, arrestaron al hombre y la policía se lo llevó, así que todos se tranquilizaron y al día siguiente ya algunas personas salían a la calle y eran más felices.
La casa del hombre se puso en venta, pero por los rumores de los demás nadie la compró.
Elaborado por Alba Álvarez
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