Pero nos subimos en las barcazas que son una atracción de agua y se creían que era un paseo en barca normal; pero tenía cataratas.
Se montaron conmigo, iban muy tranquilos... hasta que llegó la primera catarata y se pusieron a gritar, a llorar y a taparse los ojos hasta el punto de que iban a parar la atracción.
Pero cuando nos bajamos todos se reían de nosotros y los llamaron "Las tres mellizas".
Elaborado por Andrea Pérez
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