Yo estaba jugueteando tranquilamente cuando noté un roce. Me asusté. Le dije a mi madre que había algo en la piscina, y ella me dijo que no sabía lo que era y me sugirió que con mis gafas de bucear me metiese debajo del agua y lo averiguase. Y así lo hice. Me coloqué mis gafas, cogí aire y me sumergí. Pues bien, al ver que era mi tortuga me llevé un gran alivio. Y le pregunté a mi madre si ella había metido a la tortuga en la piscina, pero ella dijo que no. Me quede mirándola un segundo y acto seguido le dio la risa floja.
Por el contrario le dije a mi madre que no sacara la tortuga y el resto del baño estuve mirando la tortuga debajo del agua. Cuando salí le metí una tortuga de juguete e intentó morderla.
Después de 5 minutos intentando sacar la tortuga, la metimos en su confortable charca, rodeada de plantas y con su cueva en el jardín donde pasó felizmente el verano.
Elaborado por: Ana
No hay comentarios:
Publicar un comentario