7 de noviembre de 2011

Sobre mi tío Paco

Un día, un tío mio llamado Paco, el cual es taxista, estaba en una parada de taxis le pasaron un aviso para recoger a unos clientes.
Lo que menos se iba a imaginar, era que esos clientes eran los jugadores del equipo de fútbol de la Selección Española. Se quedó muy impresionado al verlos y por lo que cuenta son muy agradables.
Según me cuenta dice que son muy simpáticos y que todos le cayeron muy bien, se echó fotos con ellos y le firmaron un autógrafo en un folio.
Cuando nos lo contó no nos lo podíamos creer, nos quedamos muy impresionados al ver lo que le había ocurrido.

Elaborado por Inmaculada Solera

La mejor broma del mundo


Un día de verano decidimos un amigo y yo gastarle una broma a mi tío con la comida de los perros.
Les echamos la comida de los perros en un plato. Llegó a las doce de la noche; iba casi dormido y llegó con mucha hambre y se comió la comida de los perros. 
A la mañana siguiente se despertó y dijo:
-¡Qué dura estaba la comida!
Mi amigo y yo no paramos de reírnos y le dijimos que le habíamos gastado una broma con la comida de los perros. Él se enfadó mucho.

Elaborado por Álex

El viaje a Guadix

Un día fuimos mis padres, mis titos y yo a ver un castillo en Guadix. Al salir nos encontramos unos hornos donde hacían el carbón y al ponernos a verlos vimos un bolso rojo en el cual mi tía vio unos productos que creyó que eran de la marca Babaria.

Cuál fue la sorpresa de mi tío al cogerla que no ponía Babaria sino funeraria, con lo cual se llevó un susto que terminó mal: mi tío se cabreó porque no le gustaba el tema.

Después mi tito fue todo el camino vomitando y nosotros cada vez que nos acordábamos nos partíamos de risa. Desde entonces mi tito ha aborrecido los productos de la marca Babaria porque nos reíamos de él.

Elaborado por Inés

Un gran pintor

He elegido a Da Vinci porque me gustan mucho los cuadros que hace y cuando leí parte de  su vida me pareció muy interesante.
Leonardo Da Vinci fue un pintor italiano nativo de Florencia notable a la vez artista, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, inventor, músico, poeta y urbanista. Nació en Vinci el 15 de abril de 1452 y falleció en Abmoise el 2 de mayo de 1519 a los 67 años acompañado de su fiel amigo Francesco Melzi a quien legó sus proyectos, diseños y pinturas.
Tras pasar su infancia en su ciudad natal, Leonardo estudió con el célebre pintor Andrea de Verrocchio.
Sus primeros trabajos de importancia fueron creados en Milan. Trabajó a continuación en Roma Boloña y Venecia, y pasó los últimos años de su vida en Francia por invitación del rey Francisco I.
Es considerado uno de los más grandes pintores de todos los tiempos.
Sus obras mas célebres son La Gioconda y La última cena.
También desarrolló ideas muy adelantadas como el carro, el helicóptero y el carro de combate.
Elaborado por Cristina Molina

5 de noviembre de 2011

Un día en Terra Mítica

Una vez fuimos a Terra Mítica con mis tíos que tienen hijos y son mayores.
Pero nos subimos en las barcazas que son una atracción de agua y se creían que era un paseo en barca normal; pero tenía cataratas.
Se montaron conmigo, iban muy tranquilos... hasta que llegó la primera catarata y se pusieron a gritar, a llorar y a taparse los ojos hasta el punto de que iban a parar la atracción.
Pero cuando nos bajamos todos se reían de nosotros y los llamaron "Las tres mellizas".

Elaborado por Andrea Pérez

La caída

La anécdota sobre la que voy a escribir me pasó hace más o menos un año.
Ocurrió un día de la semana. Como siempre, volvía del colegio para comer, después hacer los deberes, pero cuando acabé vinieron dos amigos para jugar con mi hermano y conmigo. Estaba quieto cuando uno de mis amigos me empujó por detrás y con la manos inutilizadas me caí, me di un gran golpe en la cabeza. Desde ese momento no recuerdo nada de ese día. Según me ha contado mi familia, de camino al hospital mi hermano me preguntaba:
-Paul, ¿estás bien del golpe?
Y yo le decía:
-Pero, ¿qué golpe?
Al minuto me preguntaba:
-Paul, ¿estás bien del golpe?
Y yo volvía a decir:
-Pero, ¿qué golpe?
Y así casi todo el viaje al hospital.
Menos mal que al final no fue nada grave.
Elaborado por Paúl Walter

La princesa y sus deseos



Había una vez una princesa que todos los deseos que pedía se le concedían y una vez pidió una cosa muy importante para ella: lo que ella quería en realidad era una familia en la que ella se sintiera a gusto y ser la más feliz del mundo porque ella estaba perdida en un bosque sola y se sentía muy triste.
Cuando había pedido ese deseo se fue a dar un paseo y encontró una autopista en la que había una mujer allí parada y le dijo que se montara en el coche. Ella se subió. Cuando llegaron  le dio una gran cena para que no pasara más hambre.
Ella con esa familia se sentía muy feliz y ella decía que su deseo ya se había cumplido, pero la mujer le dijo que ella no se podía quedar con ella por que tenía 5 hijos que mantener, pero que podía venir a su casa cuando quisiera que es como si fuera suya también. Cuando se iba a ir la princesa le dijo la mujer:
-Espera, mira, mejor te quedas conmigo. Así te pones a trabajar, me ayudas y cuando puedas te vas a vivir sola.
Y desde entonces  viven juntas, no se han  separado y viven muy felices.

Elaborado por Sandra Sánchez

Los Cahorros

Un día nos fuimos mis padres, mi hermano y yo a los Cahorros (Granada) a hacer escalada, donde hay puentes de madera, cascadas, incluso para ir hacia los Cahorros teníamos que ir por un camino que no cabía ni una persona.

A lo que iba, aquel día llovía a cántaros y teníamos que descansar un rato para no pillar una pulmonía, para entonces hacía frío, pero mucho frío, incluso era exagerado. Entonces decidimos volver, pero por el camino había una cascada enorme entre el camino.

Mi madre desesperada, se puso de los nervios, para entonces ya se me había ocurrido una idea, ya que traíamos el equipaje de escalada le dije que nos pusiésemos el arnés e intentáramos no caernos; porque claro justo al lado había un río que llevaba a una cascada de muerte.

Al fin y al cabo lo atravesamos y volvimos a casa contentos de alegría por salir vivos de ahí.

Elaborado por David Iglesias

3 de noviembre de 2011

El bosque mágico

Érase una vez hace muchos años dos niñas que vivían en un bosque cercano a un pueblo. Un día una de las amigas le propuso a la otra que si quería ir a explorar el bosque. Cuando salieron de la casa las dos fueron a buscar en un zona preciosa con cascada y todo y eso que es raro ver cascadas en aquel solitario bosque. Cuando llegaron allí una se fue a explorar aquella zona por el norte y la otra por el sur. La que fue a ver el norte no encontró nada pero la que fue para el sur encontró un bastón del tamaño de un palillo de dientes.
-Que raro – dijo.
Pero bueno, aun así lo cogió y se lo llevó metido en su bolsa de exploración. Al día siguiente la niña se puso a observarlo en su habitación hasta que sintió un pequeño golpeteo como cuando golpeas una mesa con tu puño. Cuando se puso a pensar qué sería cayó en la cuenta de que era su amiga Clara que subía las escaleras a ver qué hacía.
-Hola – dijo alegre la niña.
-Hola – respondió preguntándose a la vez que haría ella allí.
-Mi madre ha venido a ver a la tuya y tu madre me ha dicho que suba.
-Ah, vale. Pasa.
Clara no había podido quitar la vista del bastón que su amiga tenía en la mano. Entonces le preguntó:
-¿Qué es eso?
-Me lo encontré en el bosque, ¿ por qué?
-No, solo quería saberlo; es algo raro.
-Ya lo sé, pero estoy investigando a ver para qué sirve.
-Déjame que lo vea.
Al tocarlo, las dos se transportaron a un mundo extraño, es decir, a nuestros tiempos. Aparecieron en una ciudad enorme pero ¡ el bastón! Necesitaban encontrarlo para volver a casa. Al cabo de los días se encontraron con un mercader que tenía el bastón. Estaba a punto de vendérselo a una mujer coleccionista de objetos extraños. Las dos niñas se aproximaron al mercader y le ofrecieron el doble para ver si el hombre se lo vendía y él aceptó. Se pusieron muy contentas y volvieron a casa.

Elaborado por Inés Rodríguez

La casa encantada

Hace unos años había unos niños muy amigos que se llamaban María y Marcos. Ellos estaban en el mismo colegio. Un día en el colegio escucharon decir a un niño llamado Lucas que había una casa encantada cerca del bosque y que vivía un fantasma que asustaba a los que se acercaban.
María y Marcos le dijeron que eso era mentira, que eso no existía. Lucas dijo que lo demostraran, y María y Marcos dijeron que lo demostrarían por la tarde.
Al ser por la tarde María y Marcos no tenían nada de miedo y fueron a la casa encantada, entraron, era muy grande pero no tenía nada de miedo.
Al entrar en una habitación comprobando que la casa no estaba encantada, de pronto algo se movía y se escuchaban muchas voces por la habitación.
Ellos asustados sospecharon diciendo que no podía ser eso, así que investigaron en la habitación donde se les había aparecido el fantasma y donde escucharon las voces. Y otra vez le asustó el fantasma y las voces, pero esta vez María vio que tenía pies el fantasma y que las voces procedían de una radio. Entonces cuando se les apareció otra vez el fantasma, María tiró de una sábana y apagó la radio. Muy sorprendidos porque era Lucas.
María y Marcos les dijeron que por qué había manipulado la casa. Lucas triste respondió que no tenía amigos entonces asustaba para ser popular. Los dos amigos pensaron en una solución.
María tenía una idea, era que ellos y los que conocían serían amigos de Lucas a cambio de que nunca más asustaría a la gente. Lucas muy emocionado aceptó la gran idea de María.
Al final todos fueron felices.
Elaborado por Marina Pareja Valero.

Jugar con electricidad

Una vez, cuando tenia tres años, intentaba abrir la puerta de la calle y, como no podía, lo dejé.

Una vez conseguí coger la llave que estaba encima de la mesa y le dije a mis padres:
-Voy a abrir la puerta.
Metí la llave en el enchufe y me dio la electricidad.

Después de un mes o más no me acordaba de nada y me enseñaron la llave. La llave estaba doblada y desde ese día no juego con electricidad.
Elaborado por Cristian

El conejo de chocolate

Érase una vez, en una aldea llamada Rakion donde había llegado la Pascua, y todos los niños iban a la pastelería para comprar conejos de Pascua. Un día hicieron un conejo muy bonito, ¡era el más bonito de toda la pastelería!
Un día fue un niño, y se lo iba a comer, el pobre conejo no quería ser comido y por eso, cuando llegó la noche, se escapó de la pastelería.
Se fue por la carretera hasta  el bosque, por allí  se encontró con una gallina que se asustó al ver el conejo de chocolate, y la gallina le preguntó:
-¿Qué hace un conejo de pascua por estos senderos?
El conejo se sorprendió al oír esa pregunta y el contestó:
-Pues que yo era el conejo de pascua más bonito de toda la pastelería, pero ayer un niño me quería comer y me escapé de la tienda.
El conejo se lo contó todo y la gallina le ayudó a irse para que no se lo  comieran. Pero se encontraron con un perro los vio a los dos, y fue a comérselos, pero los dos fueron más listos y se camuflaron con hojas.
A la mañana siguiente la gallina dejó al conejo solo y el pobre se fue donde avía unas tiendas de campaña y una gran hoguera. Los niños estaban jugando con el conejillo y encendieron los niños su hoguera porque hacía mucho frío y fue un niño pequeño que se sorprendió y se lo dijo a su madre mientras el conejo se acercó a la hoguera y cuando llegaron los niños solo había un gran charco de chocolate.

El mago antipático

Érase un vez hace unos cuantos de años había un mago al que se le conocía como el mago antipático. Se llamaba así porque siempre que un niño se acercaba a él, el niño quedaba convertido en piedra.

Un día de verano un grupo de amigos decidieron ir de excursión al bosque donde vivía el mago aunque les daba un poco de miedo porque ellos no querían convertirse en piedras. Al final decidieron ir al bosque y preguntarle al mago que porqué siempre que un niño se acercaba a él lo convertía en piedra; que si tenía algún problema que se lo dijeran y ellos le ayudarían. Entonces caminaron y caminaron hasta encontrar el bosque, cuando llegaron empezaron a buscar al mago, pero no lo encontraban y pidieron ayuda a los animalitos de aquel bosque, pero ellos tampoco le querían ayudar. Los niños ya cansados de buscar decidieron volver a sus casas y seguir buscando otro día. Y así lo hicieron, volvieron a sus casas y al día siguiente bien temprano se levantaron todos y fueron al bosque a la búsqueda del mago, pero esta vez llevaron al perro de su amigo que tenía muy buen olfato.

Cuando llegaron, el perro se asustó un poco y empezó a ladrar. El ladrido del perro les sirvió para encontrar al mago, porque el mago al oírlo salió a ver quien era. Cuando vio a los niños fue corriendo a por su varita mágica para convertirlos en piedra, pero antes de que pudiera hacerlo los niños le dijeron que porqué hacía eso que ellos no les había hecho nada para que los convirtieran en piedras. El mago se quedó parado como una estatua y al cabo de un rato soltó la varita y se puso a llorar.

Los niños le preguntaron que porqué lloraba, y les contestó que era porque no tenía amigos.

-Pero eso es mentira -contestaron los niños un poco tristes.
-No, no es mentira. Cuando yo era bueno y vivía en el otro bosque me tuve que cambiar de bosque porque los niños cuando ve veían me tiraban piedras y decidí cambiarme de bosque, pero seguían tirándome piedras y entonces tuve que hacerme pasar por un mago malo para que se asustaran y me dejaran tranquilo.
-Qué duro tiene que ser pasarse por malo -respondió uno de los amigos.
-Te prometo que de aquí en adelante te dejaremos vivir tranquilo siempre y cuando tú nos dejes a nosotros.

Y así es como solucionaron el problema del pobre mago y lo llamaron el mago bueno, y a los niños que había convertido en piedras los liberó con otro hechizo.

Elaborado por Cristina Molina