3 de noviembre de 2011

El mago antipático

Érase un vez hace unos cuantos de años había un mago al que se le conocía como el mago antipático. Se llamaba así porque siempre que un niño se acercaba a él, el niño quedaba convertido en piedra.

Un día de verano un grupo de amigos decidieron ir de excursión al bosque donde vivía el mago aunque les daba un poco de miedo porque ellos no querían convertirse en piedras. Al final decidieron ir al bosque y preguntarle al mago que porqué siempre que un niño se acercaba a él lo convertía en piedra; que si tenía algún problema que se lo dijeran y ellos le ayudarían. Entonces caminaron y caminaron hasta encontrar el bosque, cuando llegaron empezaron a buscar al mago, pero no lo encontraban y pidieron ayuda a los animalitos de aquel bosque, pero ellos tampoco le querían ayudar. Los niños ya cansados de buscar decidieron volver a sus casas y seguir buscando otro día. Y así lo hicieron, volvieron a sus casas y al día siguiente bien temprano se levantaron todos y fueron al bosque a la búsqueda del mago, pero esta vez llevaron al perro de su amigo que tenía muy buen olfato.

Cuando llegaron, el perro se asustó un poco y empezó a ladrar. El ladrido del perro les sirvió para encontrar al mago, porque el mago al oírlo salió a ver quien era. Cuando vio a los niños fue corriendo a por su varita mágica para convertirlos en piedra, pero antes de que pudiera hacerlo los niños le dijeron que porqué hacía eso que ellos no les había hecho nada para que los convirtieran en piedras. El mago se quedó parado como una estatua y al cabo de un rato soltó la varita y se puso a llorar.

Los niños le preguntaron que porqué lloraba, y les contestó que era porque no tenía amigos.

-Pero eso es mentira -contestaron los niños un poco tristes.
-No, no es mentira. Cuando yo era bueno y vivía en el otro bosque me tuve que cambiar de bosque porque los niños cuando ve veían me tiraban piedras y decidí cambiarme de bosque, pero seguían tirándome piedras y entonces tuve que hacerme pasar por un mago malo para que se asustaran y me dejaran tranquilo.
-Qué duro tiene que ser pasarse por malo -respondió uno de los amigos.
-Te prometo que de aquí en adelante te dejaremos vivir tranquilo siempre y cuando tú nos dejes a nosotros.

Y así es como solucionaron el problema del pobre mago y lo llamaron el mago bueno, y a los niños que había convertido en piedras los liberó con otro hechizo.

Elaborado por Cristina Molina

No hay comentarios:

Publicar un comentario