7 de noviembre de 2011

La mejor broma del mundo


Un día de verano decidimos un amigo y yo gastarle una broma a mi tío con la comida de los perros.
Les echamos la comida de los perros en un plato. Llegó a las doce de la noche; iba casi dormido y llegó con mucha hambre y se comió la comida de los perros. 
A la mañana siguiente se despertó y dijo:
-¡Qué dura estaba la comida!
Mi amigo y yo no paramos de reírnos y le dijimos que le habíamos gastado una broma con la comida de los perros. Él se enfadó mucho.

Elaborado por Álex

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