14 de mayo de 2012

El pueblo encantado.

Érase una vez hace muchos muchos años en una ciudad llamada Granada, un pueblo en el que todos los que vivían allí estaban aterrorizados, ya nadie quería salir a al calle, todas las tiendas estaban cerradas, hasta incluso los parques infantiles estaban vacíos. Allí pasaba algo muy extraño y una familia que se había mudado allí decidió averiguarlo.
El padre, llamado Daniel, era un apasionado de los animales, la naturaleza... La madre, llamada Eva, era actriz, haciendo películas de miedo, acción, drama… Al hijo, Pablo, le encantaba el colegio y su afición era jugar a la play.
Decidieron ir a llamar a la casa de algún vecino, pero nadie le abría la puerta. Ellos sabían que dentro de la casa había personas pero que nadie le quería abrir, hasta que llamaron a otra puerta y ahí si le abrió una señora con una pinta muy rara, pero con cara de intelectual. Ella les contó lo que pasaba, ellos se quedaron alucinados pero a la misma vez aterrorizados...
A las semanas después la familia se puso a reflexionar sobre lo que la mujer les había contado: que en aquel pueblo había una casa muy grande al que todos temían, allí vivía un hombre malo, muy malo, que a la persona que encontraba delante de su casa la secuestraba y después la hacía desaparecer; daba igual que fuera joven como si fuera un hombre o mujer mayor, a él le daba igual. Era un malvado científico que creía que los habitantes de ese pueblo querían hacerle daño y como estaba un poquito loco, también creía que le iban a encerrar en un manicomio. Por eso a quien veía lo secuestraba.
A la semana siguiente Pablo estaba jugando con su amigo a la pelota y la pelota se les escapó; como Pablo vivía en frente de la casa del hombre loco fue a caer a la casa. El amigo de Pablo, Samuel, fue a por la pelota y cuando Pablo se quiso dar cuenta la puerta de la casa del hombre se estaba abriendo. Se abrió y los dos salieron corriendo a esconderse en sus casas. Pero la madre de Pablo llamó corriendo a la policía y esta vino en poco tiempo, arrestaron al hombre y la policía se lo llevó, así que todos se tranquilizaron y al día siguiente ya algunas personas salían a la calle y eran más felices.
La casa del hombre se puso en venta, pero por los rumores de los demás nadie la compró.
Elaborado por Alba Álvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario